I
Ahí
estaba K, sentado a una mesa al fondo del bar "La Amistad". Tiene cojones la cosa, pensó: un país de
reyerta y que esté inundado de bares con ese melifluo nombre. Lo comentó con la
tetera humeante, llena de güisqui, de la que se sobresalía una etiqueta de
manzanilla Hornimans: "Me duele España", decía como si lo
atravesara un cólico de los peores. Acabó la tetera y pidió otra. Y así, día
tras día, iba consumiéndose sin encontrar paliativo. La clientela habitual lo
tenía, sin razón, por atrabiliario y no osaba acercarse a su mesa. Para la no
habitual era una sombra.
Hasta
que un día, después de pimplarse cuatro teteras, ideó un plan que pondría
remedio, pensó, a los males de la patria y, en consecuencia, a los propios.
Pronto sabrán quién soy yo, se dijo. Y cogiendo
con mano temblorosa el chubasquero, la gorra orejera y la bufanda, salió del
local dejando una estela de extrañeza y admiración, pues, en contra de lo
habitual, no había derribado ningun taburete.
II
España
está invertebrada. ¿Quién la desinvertebrará? Aquel que la
desinvertebre...¡Buen desinvertebrador será!
Con este juego
de palabras zumbando en el interior de su cráneo, se presentó al día siguiente.
Sacó un cuaderno, útiles de escribir, vació todo el contenido de su memoria
sobre la mesita, se despojó del chubasquero, de la gorra y de la bufanda y se
sentó, dispuesto a no levantarse hasta que no hubiera pergeñado, sobre el
papel, un plan, que, por otra parte, ya tenía suficientemente meditado.
Pidió
una tetera de manzanilla.
Se
puso a discurrir.
Está
de más decir
que
era invierno y llovía.
En la barra tres
parroquianos, ajenos al espíritu del local, estaban a punto de llegar a las
manos por sutilezas. K los miró y los consideró metáfora de lo que tendría que
decir, después, claro está, de pensarlo con severidad.
España se rompe
y nadie, pero nadie, hace nada por evitarlo, caviló. ¡Él!, concluyó, sería el desinvertebrador
necesario. Ese era el punto de partida.
La hipótesis, un
poco metafísica (todo hay que decirlo), era que, pese a todo, existían
corrientes de simpatía entre los diferentes pueblos de España que se
manifestaban en la elección de los nombres; corrientes cegadas por la ceguera
de la clase política. La contrastación consistiría en recorrer la piel de
toro (hasta las ingles) y proponer a sus moradores una nueva estructura
territorial, que se dice, basada en esas puntas de iceberg que los nombres
representaban. Si la propuesta era aceptada, daría por válida su hipótesis; de
lo contrario, se sometería al destino que, sin duda, acabaría moliendo los
huesos de España y convirtiéndolos en pienso para animales.
Otra intención,
además de la política, guiaba su propuesta: El amor. Sí. El AMOR. Quería
establecer verdaderos lazos amorosos entre las poblaciones más alejadas de
nuestra geografía. Bien, la idea no es absolutamente original, reconoció. Ya
Pericles creó familias "artificiales", cuyos miembros procedieran de
los diferentes ámbitos, productivos y geográficos, de la ciudad. Así,
dictó que cada nueva familia (K las llamará "hermandades")
estuviera constituida por gente de la montaña, del llano y de la costa. Las
ventajas saltan a la vista. Pero él no tuvo en cuenta lo que K. consideraba
prioritario: el amor, que nadie se sintiera solo, que todos tuvieran apoyos
personales en, al menos, un lugar de
cada uno de los cuatro puntos cardinales.
Que tuvieran a K
por atrabiliario, era, como se ve, un error garrafal de apreciación.
La metodología,
inductiva (abajo-arriba) se ajustaría al siguiente patrón:
1.
Recoger datos, con el fin de que, al contemplarlos,
saltaran a la vista las relaciones en las que se podría profundizar.
2.
Enviar un mensaje al ayuntamiento del pueblo elegido,
anunciando su llegada y que llevaba una propuesta interesante que desvelaría a
su tiempo.
3.
Realizar una asamblea en un bar céntrico, discutir el
asunto y tomar acta de lo decidido.
4.
Tras esta primera fase, y suponiendo aceptada la
propuesta, se establecerían los centros administrativos-sentimentales y la
forma de relacionarse con los otros miembros de la hermandad.
5.
Diseñar una red que interconexionara las diferentes hermandades.
Todo este
trabajo ingente, sería sólo el comienzo para, sobre él, elevar una teoría mítica-sociológica-histórico-política-sentimental
que diera fuste a la cosa.
Fue un día
agotador. Ni Ceferino, el dueño, se atrevió a interrumpirlo. Lo veía sumido en
sus cavilaciones y se limitó a servirle teteras sin preguntar.
Cuando se
levantó de la mesa estaba como transubstanciado, como Moisés tras hablar con la
zarza. Se puso el chubasquero, la gorra y la bufanda, según el orden
establecido. Recogió el cuaderno, el lápiz y los restos de su memoria y salió
sin dejar estela, pero dejando a deber las consumiciones. Ceferino lo dejó para
un mejor momento. Al día siguiente, el
sereno comentó que la luz de la habitación de K no se había apagado en toda la
noche.
III
La
mañana en que el sereno comentaba lo anterior, K seguía dándole vueltas a su
proyecto y haciendo anotaciones sobre un meticuloso mapa de España. Acudió a la
biblioteca a consultar en los ordenadores, pues, aunque no lo parezca, lo que
se cuenta ocurrió en tiempos recientes. Por la noche se sentó en La Amistad a
poner orden en ese cúmulo de datos en
bruto. Y así, en esta labor de recolección, transcurrieron algunas semanas.
Pasó el invierno y entró la primavera. Él seguía, ajeno al giro de los astros,
con el chubasquero, la gorra orejera y la bufanda. Y, naturalmente, con las
teteras de camomila... Pues el dolor persistía.
Esta piel de
toro está salpicada de pueblos entrañables y de otros que no lo son tanto, se
decía. Normal, ¿no? No iba a entrar en sociologías ni en geoestrategias. Me
limitaré a las relaciones superficiales, a la forma, a las cuestiones
sintácticas... Iré allí adonde los nombres me conduzcan. Iba a ser, sin
duda, un trabajo agotador y largo, tanto que, pensó, cuando acabara, si
acababa, podría ocurrir que todos estuviéramos muertos y la propuesta se
quedara, por falta de personal, en agua de borrajas...¡lástima! Sin embargo,
albergaba un rayo de esperanza y por ese débil rayo estaba dispuesto a bregar.
La idea rectora
era, en otras palabras, que si el nombre de dos pueblos se complementaba de
alguna manera, o tenían alguna relación evidente, era indicio de que existía
una profunda base común originante. Su propuesta estaba encaminada a hermanar
localidades en base a sus meros nombres, teniendo en cuenta, naturalmente, ese
presupuesto teórico aún no demostrado y, quizás, indemostrable. Por lo demás,
se conformaba, si no había más que rascar, con ese nominalismo.
Esta parte,
digamos filosófica, la dejaría para mejores tiempos, como se ha dicho. Sería
como un zahorí a la búsqueda de vetas de afecto por los pueblos y ciudades de
España.
IV
Extendía
el mapa sobre la mesa del bar La Amistad. Localizaba las poblaciones que se proponía
hermanar, las unía con una línea decidida (o dubitativa, según el caso o el
día) y contemplaba el diagrama de lejos con el fin de ver sus posibilidades de
ampliación. Allí donde se cruzaran dos o más diagramas establecería un centro
de coordinación de fatrías. Dependiendo del número de hermandades que
se cruzaran en un punto determinado de la geografía patria, así sería la
importancia del nodo: comarcal, intercomarcal o territorial, supraterritorial,
interterritorial y, finalmente, establecería el Centro Vital de la red, donde
residiría él y aquellos que, en su recorrido por la piel de toro, se hubieran
distinguido por su clarividencia y entrega.
Realizado el
diseño de forma tan concienzuda estaba claro que, tarde o temprano, tendría que
llegar el día en que se pusiera manos a la obra, pues, K no era de los que se
contentan con la reflexión neta. Y ese día llegó. Y así, sin más, se presentó
ante Ceferino:
--
Ceferino ¿Se debe algo?
V
Entró
en el seat Ibiza, puso el motor en marcha, metió primera, aceleró... y el coche
se puso en marcha. Vestía chubasquero y los demás aditamentos, pero la
primavera tocaba a su fin.
El día anterior
había llamado al primer pueblo que tenía intención de visitar con el fin de
presentar su magno proyecto de rearticular España. Había cubierto el teléfono
con un bonito pañuelo de seda impregnado en perfume floral y había agudizado la
voz. No quería fracasar a la primera de cambio.
Empezó por lo
más evidente y simple con el fin de ir tomándole la medida a la cosa.
Cuando llegó a
Ávila, por el oeste, quiso penetrarla por una de las puertas de la muralla,
pero fueron tantas las dificultades que siguió por la Ronda Vieja hasta
desembocar en la de Madrid y enlazar con la nacional 110. Siguió esa antigua calzada romana y se desvió
hacia la histórica, valiente y atribulada La Colilla, pues esa era la
primera estación de su Vía Crucis. Campos de trigo a derecha e izquierda, de un
dorado en el que aún se pintaban los recientes verdes. "Ya viene mayo
por esas cañadas, espigando los trigos y granando cebadas". En efecto,
empezaba mayo, y siguió: "Mayo florido, en flor el olivo y granados los
trigos". Su arrobo se mecía al ritmo marítimo de las espigas. Antes de
engarzar el tercer adagio se encontró en la plaza del ayuntamiento. Aparcó el
seat, salió y con la decisión de un torillo novato, se acercó al nutrido grupo
de lugareños que desde la puerta del bar España, lo contemplaba con
aprensión. Esperaban una mujer y, tal como los efluvios y la voz habían
anunciado, hermosa. Lo que veían era desmoralizador: un esquimal o algo
parecido. Su arrobo flaqueó y se trocó
en arroba (esta bromita está de más).
--
Buenas tardes, señores.
El grupo,
resentido, negó el saludo. Algunos escupieron y otros lanzaron los cabos de sus
cigarrillos por encima del petril, manifestando así su desencanto e iracundia.
El alcalde se despegó del grupo y dio unos pasos hacia la extravegante figura.
Sin intercambiar palabra, lo tomó por el brazo y, cabizbajo, lo condujo al bar,
donde, en semicírculo, estaban dispùestas las sillas y mesas.
Pasaron unos
minutos de incertidumbre. El teórico había tomado asiento en el proscenio y
encajaba con resignación las miradas lacerantes de los que él había calificado,
con demasiada antelación, de "queridos contertulios".
El mesonero, con
la venia del alcalde, sirvió vino y permitió fumar en el establecimiento.
Ceniceros no había. El promotor pidió una tetera de güisqui caliente y una
bolsita de manzanilla Hornimans. Se despojó del chubasquero, se quitó la gorra
orejera y desenrroscó la bufanda de su palpitante cuello. Sacó sus papeles, el
lápiz, carraspeó y pasó a describirles, a grandes rasgos, el proyecto. Y llegó
el momento tan esperado:
--
(...) Pues bien, con el fin de evitar el desastre que les he descrito e
intentar suturar nuestra querida piel de toro, y guiado por la convicción de la
existencia de esas vetas a las que he hecho mención...les propongo un
hermanamiento con la muy humanitaria ciudad de Cenicero, en La Rioja Alavesa.
La propuesta
calló como una pedregada.
Siguió,
inmutable, exponiendo cuál sería el lógico escudo de armas de la hermandad y
hizo una relación de las ventajas mutuas que se derivarían del enlace. En
esencia: vino para ellos y pan y piedra granítica de cantería para los
riojanos. Tras la primera y áspera reacción se calmaron los ánimos y empezó la guasa. K dejó que la cosa
siguiera su curso natural y se pidió otra tetera. Añadió, para ahondar en el
ludibrio general, que también se podría invitar a los de Guasa, oscenses
ellos, de tal manera que la hermandad engrosara su haber con pastos de montaña.
A la cuarta
tetera aquello se había convertido en un sin dios absoluto. El bar España
retemblaba y por la ventana salía un humo espeso. En cualquier momento, se
diría, se pondría en movimiento, como una locomotora, dispuesto a expandir la
buena nueva por toda la geografía peninsular, pues, mientras tanto, se había
incluido a Portugal en el proyecto. El suelo, como era natural, estaba cubierto
de colillas. Los de Cenicero ignoraban lo que se cocía en La Colilla.
Cayó la noche y
con ella los "queridos contertulios".
El primer rayo
de sol recorrió el cristalino desastre y el tintineo despertó a los menos
damnificados, entre los cuales K. Se arropó según la costumbre, abrió la puerta
y un sol brutal proyecto su sombra sobre la pared del fondo y dejó grabada su
silueta estrafalaria. Subió al coche y se largó, sin haberse aclarado sobre la
aceptación o no de la propuesta, con destino a La Rioja. Sin embargo levantó
acta, tal como puede verse en los papeles encontrados con posterioridad.
No me pregunten
por su situación económica, ni laboral. No lo sé. Lo cierto es que partió y,
desde entonces, no se le ha visto el pelo.
Al cabo de unas
semanas, en plena canícula, encontraron un seat Ibiza tan semejante al del desinvertebrador
que lo certificaron como suyo. Lo encontraron en el barranco de Salsipuedes,
en la provincia de Córdoba, adonde, tal como indican sus notas, había ido a
proponerles un hermanamiento con Ultramort, provincia de Girona. Tenía
proyectado ir a Los Infiernos, con el fin de ampliar aquella
escatológica linea, pero a Los Infiernos nunca llegó. Junto a las actas
(*), se encontraron, también, los proyectos sin realizar (**)
(*) ACTAS
ENCONTRADAS EN EL IBIZA
Día 4 de mayo de
1997. La Colilla. Domingo.
Reunidos
en el bar España de la amistosa localidad de La Colilla,
provincia de Ávila, expongo, ante una veintena de lugareños y el alcalde, la
propuesta de hermanamiento con Cenicero, de la Rioja alavesa. Cuesta un
poco hacer comprender la finalidad última del proyecto, pero, finalmente, es
aceptada por aclamación. Si lo que resta, que no es poco, es como esta
experiencia, el éxito está asegurado. Se ha decidio por unanimidad incuir a
Portugal en este ingente esfuerzo de unidad.
Día 7 de mayo de
1997. Cenicero. Miércoles.
Como
hacía bueno,y éramos tres, nos hemos reunido en la plaza de España, delante
mismo de la Iglesia del lugar. Público receptivo y de rápida inteligencia. Lo
del hermanamiento les ha parecido bien, pero, dicen, que la necesidad es de los
de La Colilla, que ellos ya están servidos. Los tres, entre los cuales
no había representación institucional, se encargarán de hacer llegar la idea a
todo el vecindario. Que ya me dirán algo.
Día 11 de mayo
de 1997. Puercas. Domingo.
Puercas, Zamora.
Llueve. Reunidos en la puerta de Iglesia le explicado al asistente de qué iba
la cosa. Ha asentido como se asiente a la lluvia. Se queja de que los pueblos
de los alrededores les hacen el vacío. Razón de más, le he contestado, para
implementar este magno proyecto. Sí, sí, pero... no sé, me ha respondido. Le he
dicho que inmediatamente me dirigía a Guarros, en la lejana Almería, con
el fin de ir atando cabos. Además le he hablado de las hermosas playas de Adra.
Día 13 de mayo
de 1997. Guarros. Martes.
Seguramente
no han recibido mi mensaje. Sólo he visto un
Renault 4 aparcado a la puerta de una casa, cerrada, por lo demás, a cal
y canto. Nadie. Eso, creo, representa un 30 % de la población del lugar. Como
hace una noche estupenda me quedo a dormir en el seat. Por la mañana me he dado
una vuelta por las dos calles: la de la Piscina y la del Gurugú. El cuatro
latas seguía en su sitio. ¡Me cago en la hostia! ¡Me cago en Guarros y
en Puercas!
Sólo me queda,
para salvar esta hermandad, visitar Guarromán.
Día 15 de mayo
de 1997. Guarromán. Jueves.
A
las 12 en punto del medio día estaba en la plaza del pueblo, frente a la
Iglesia, que, por cierto, ¡vaya plaza que tiene Guarromán! ¿¡Y la Iglesia!?
Nadie. Están
todos en la Romería de San Isidro. Por pura casualidad he encontrado un bar
abierto. He pedido una manzanilla y me ha puesto una de Sanlúcar.
Por no tenerla... me la he pimplado. Le he explicado al camarero lo de
hermanarse con Guarros y Puercas y, sin esperar más
explicaciones, ha descolgado el garrote y he tenido que salir por piernas.
Día 18 de mayo
de 1997. Salsipuedes. Domingo.
Salsipuedes,
Córdoba. No hay pueblo... ¡¡Me cago en dios!!
Hasta aquí las
actas encontradas. A continuación se presentan los proyectos sin realizar por
completo, o en absoluto.
ANEXO II
(**) HERMANDADES
PROYECTADAS CON OBJECIONES Y RESPUESTAS.
1.
Proponer un
hermanamiento entre Villapene, Berga y
Pepino, trazando así una línea fraternal entre Lugo, Barcelona y Toledo. Si
Pepino creyera que su asociación con
la confederación priápica resulta demasiado metafórica, le propondría un
hermanamiento con Cebolla. Claro que
no es lo mismo, pues Cebolla se
encuentra en la misma provincia, con lo que la finalidad principal se diluiría.
Podría unirse Ajo y así irradiar
fraternidad hasta la cornisa cantábrica. El
barrio de Rábano, en Zamora, está en cartera, así como Calabazas, de la fértil, en toponimia Ávila. Melón, Sandías y Coles podrían, sin ninguna duda, dar variedad,
dentro de lo que es, a la cosa.
La deserción de Pepino, como digo, no sería importante
ya que sobran aspirantes a conformar la federación priápica, por así decir: La Ampolla, Valdezorros, Villaconejos, El
Pito, Bustefullada, Tías, La Polla, Entrepenes, Espolla, Navaconejo… todas
estas villas aspiran, creo, a estructurarse como federación. Propondré a Villaviciosa como sede rectora. La
lucense Picha no se conformará fácilmente con un papel secundario.
Sin embargo,
esta hermandad peca de indefinición o excesiva complejidad… y habría que
replanteársela. Quizás diera para dos o tres fratrías.
2
Establecer las
bases para una alianza amigable entre Obeso,
Elciego, El Gordo y Sordillos, de tal manera que de sus deficiencias
individuales pudiera surgir una completud mancomunada.
Podría planteárseles el tema a los del Mas
de los mudos y a los de Polliza de
los cojos, con lo que habríamos unido a La Rioja, Cáceres, Burgos, Valencia
y Salamanca. Consultaré a los de la Polliza
no vaya a ser que quieran pertenecer a la macro- federación priápica.
3
Propondré una
fratría entre los ayuntamientos de Espera,
Entrena, Recuerda, Escucha, Acusa y Contamina. ¡Es más los conminaré!
4
Ultramort, en Girona, pide a gritos una hermandad
con El Limbo, Purgatorio y los Infiernos…
¡la riqueza escatológica de Murcia asombra! Salsipuedes
no pude faltar. La calidad metafísica del conjunto podría aumentar si
consiguiéramos la adhesión de Nonduermas
y Novallas.
5
Adiós
y Cariño con Buenas Noches y con Dios le Guarde. La piel de toro se vería surcada por una
potentísima veta de buena educación, que falta hace, que uniría Málaga con
Navarra.
6
Ojos Negros está llamada a unirse con Ojos Albos. Preveo un conflicto con Ojós. Habrá que explicarle que una cosa
es una cosa y otra cosa es otra.
7
María, Cristina, Teresa y Dolores deberían estar
interesadas en formar una hermandad, coordinada desde Las Delgadas. Aquí nos ha surgido una duda y una exigencia. La
duda: Dolores, de Alicante, podría
estar interesada en estrechar lazos con Peligro,
de Granada y, sobre todo, con Los
Remedios, de la vecina Murcia, rica, como hemos señalado, en toponimia. Y
la exigencia… ¿Qué haríamos con Matagorda?
Lo ideal sería, para evitar odios, incluirla en el grupo, pero me han llegado
noticias de que Las Delgadas se
oponen de todas todas: una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, dicen.
8
Inspirada en
esta última asociación me ha surgido un esbozo de fraternidad entre localidades
vagamente relacionadas: Seno, Moscardón,
Rodillazo, La Ramera, Puras, La Desaparecida, La Degollada, La Aparecida, Buena
Madre, Buenas Bodas, Perderrubias, Consuegra… y algunas otras. La cosa está
bastante verde. He de meditarlo mejor. Además está la presencia incordiante de Consuegra.
9
Los de Mula, Toro, Cuervo, Jabalí (el viejo y el
nuevo), Chiva, Estorninos, Churra, Pollos
y Lagartos y otros, como Jaca, se
han manifestado a favor de una cofradía animalista (lo sé porque los de La Colilla fueron con la buena nueva a Jabalí Viejo y así lo manifestaron).
Proponen que sean los de Soo, desde
las Canarias, los que dirijan la asociación. El inconveniente más significativo
es su excesivo universo de discurso y la exigencia irrenunciable de no dejar a
filiarse a los de Consuegra. Dicen
que a Garrapatas no la quieren ni en
pintura. Tampoco desean la presencia de Cabra de Santo Cristo: Se declaran
ateos.
10
Galápagos, en Guadalajara, es un caso a estudiar.
Se rumorea que en la Campiña nunca ha
habido tortugas de ese tipo y se teme que sea una artimaña para conseguir un
lugar en esta cofradía tan animada. Cerdillo,
en Zamora, ya ha dicho que no quiere la amistad de Guarros, Puercas y Guarromán, y que exige fraternidad con Coimbra…
¡por pura poesía!, dice.
11
Esta otra uniría
fragmentos: Cabeza de Caballo, Caravaca,
Cabezavaca, Cabeza de Buey. Uña, pedirá, sin duda, que se le incluya. Cabezas de Alambre exigirá, por su
parte, pertenecer al grupo y será difícil convencerlo de que nos es igual una
cosa que otra.
12
Llamé a Hija de Dios, en Ávila, con el fin de
concertar una asamblea popular, pero ninguno de sus 75 habitantes estaba
disponible. Quería plantearles una asociación un tanto extravagante, es cierto,
con Meadero de la Reina y así podrían
veranear en Cádiz. Los de Cabra de Santo
Cristo podrían estar interesados. Aquí no es el ateísmo el inconveniente,
sino la dejadez.
13
¿Qué hacemos con
Solosancho? ¿Y con Casasola? Sería una paradoja normatizada
incluirlos en una hermandad común.
14
El caso de Consuegra es lacerante.
15
El de Feas, irresoluble.
16
Con Venta de Pantalones no he sabido qué
hacer. La verdad es que da tanta pena dejarlos solos que me lo quedo para mí.
Será la capital, incomunicada, de estos hermosos Reinos de Taifa que acabo de
diseñar
Después,
anotó, vendrían las Fuentes…Fuentespada,
Fuente del algarrobo. Los Ríos…Riopar,
. Las Villas…Villanueva del
Arzobispo, Vilanova i la geltrú. Los Campos…Campo de Criptana…Campofrío…
EPÍLOGO
El
resultado final sería un mapa cruzado por una red de líneas indicadoras de
vectores de afecto tan espesa que convertiría el mapa peninsular en un borrón…
¡y cuenta nueva!
K.,
consciente del despropósito, habría abandonado el proyecto precisamente en el,
casi inaccesible, barranco de Salsipuedes,
atormentado por la imposibilidad, el sol y los bichardos.
Y
este es el mapa que se encontró entre las actas y los inútiles proyectos.
Cuando todo se daba ya por perdido y la Guardia Civil estaba a punto de finiquitar el caso, una mañana desapacible de noviembre encontraron a un individuo que no supo dar razón de sí mismo, enraizado en el paso de cebra que une el centro de salud de Nonduermas, en la afueras de Murcia, con el estanco de la localidad. Trasladado, con esfuerzo, al centro sanitario fue sometido, durante días, a observación. Sacaron en claro que padecía amnesia total y un insomnio irreversible.
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