miércoles, 20 de diciembre de 2017

"ME DUELE ESPAÑA".






I

Ahí estaba K, sentado a una mesa al fondo del bar "La Amistad". Tiene cojones la cosa, pensó: un país de reyerta y que esté inundado de bares con ese melifluo nombre. Lo comentó con la tetera humeante, llena de güisqui, de la que se sobresalía una etiqueta de manzanilla Hornimans: "Me duele España", decía como si lo atravesara un cólico de los peores. Acabó la tetera y pidió otra. Y así, día tras día, iba consumiéndose sin encontrar paliativo. La clientela habitual lo tenía, sin razón, por atrabiliario y no osaba acercarse a su mesa. Para la no habitual era una sombra.
Hasta que un día, después de pimplarse cuatro teteras, ideó un plan que pondría remedio, pensó, a los males de la patria y, en consecuencia, a los propios.
 Pronto sabrán quién soy yo, se dijo. Y cogiendo con mano temblorosa el chubasquero, la gorra orejera y la bufanda, salió del local dejando una estela de extrañeza y admiración, pues, en contra de lo habitual, no había derribado ningun taburete.

II

España está invertebrada. ¿Quién la desinvertebrará? Aquel que la desinvertebre...¡Buen desinvertebrador será!

Con este juego de palabras zumbando en el interior de su cráneo, se presentó al día siguiente. Sacó un cuaderno, útiles de escribir, vació todo el contenido de su memoria sobre la mesita, se despojó del chubasquero, de la gorra y de la bufanda y se sentó, dispuesto a no levantarse hasta que no hubiera pergeñado, sobre el papel, un plan, que, por otra parte, ya tenía suficientemente meditado.

Pidió una tetera de manzanilla.
Se puso a discurrir.
Está de más decir
que era invierno y llovía.

En la barra tres parroquianos, ajenos al espíritu del local, estaban a punto de llegar a las manos por sutilezas. K los miró y los consideró metáfora de lo que tendría que decir, después, claro está, de pensarlo con severidad.

España se rompe y nadie, pero nadie, hace nada por evitarlo, caviló. ¡Él!, concluyó, sería el desinvertebrador necesario. Ese era el punto de partida.

La hipótesis, un poco metafísica (todo hay que decirlo), era que, pese a todo, existían corrientes de simpatía entre los diferentes pueblos de España que se manifestaban en la elección de los nombres; corrientes cegadas por la ceguera de la clase política. La contrastación consistiría en recorrer la piel de toro (hasta las ingles) y proponer a sus moradores una nueva estructura territorial, que se dice, basada en esas puntas de iceberg que los nombres representaban. Si la propuesta era aceptada, daría por válida su hipótesis; de lo contrario, se sometería al destino que, sin duda, acabaría moliendo los huesos de España y convirtiéndolos en pienso para animales.

Otra intención, además de la política, guiaba su propuesta: El amor. Sí. El AMOR. Quería establecer verdaderos lazos amorosos entre las poblaciones más alejadas de nuestra geografía. Bien, la idea no es absolutamente original, reconoció. Ya Pericles creó familias "artificiales", cuyos miembros procedieran de los diferentes ámbitos, productivos y geográficos, de la ciudad. Así, dictó que cada nueva familia (K las llamará "hermandades") estuviera constituida por gente de la montaña, del llano y de la costa. Las ventajas saltan a la vista. Pero él no tuvo en cuenta lo que K. consideraba prioritario: el amor, que nadie se sintiera solo, que todos tuvieran apoyos personales  en, al menos, un lugar de cada uno de los cuatro puntos cardinales.

Que tuvieran a K por atrabiliario, era, como se ve, un error garrafal de apreciación.
La metodología, inductiva (abajo-arriba) se ajustaría al siguiente patrón:

1.     Recoger datos, con el fin de que, al contemplarlos, saltaran a la vista las relaciones en las que se podría profundizar.
2.     Enviar un mensaje al ayuntamiento del pueblo elegido, anunciando su llegada y que llevaba una propuesta interesante que desvelaría a su tiempo.
3.     Realizar una asamblea en un bar céntrico, discutir el asunto y tomar acta de lo decidido.
4.     Tras esta primera fase, y suponiendo aceptada la propuesta, se establecerían los centros administrativos-sentimentales y la forma de relacionarse con los otros miembros de la  hermandad.
5.     Diseñar una red que interconexionara las diferentes hermandades.

Todo este trabajo ingente, sería sólo el comienzo para, sobre él, elevar una teoría mítica-sociológica-histórico-política-sentimental que diera fuste a la cosa.

Fue un día agotador. Ni Ceferino, el dueño, se atrevió a interrumpirlo. Lo veía sumido en sus cavilaciones y se limitó a servirle teteras sin preguntar.

Cuando se levantó de la mesa estaba como transubstanciado, como Moisés tras hablar con la zarza. Se puso el chubasquero, la gorra y la bufanda, según el orden establecido. Recogió el cuaderno, el lápiz y los restos de su memoria y salió sin dejar estela, pero dejando a deber las consumiciones. Ceferino lo dejó para un mejor momento.  Al día siguiente, el sereno comentó que la luz de la habitación de K no se había apagado en toda la noche.

III

La mañana en que el sereno comentaba lo anterior, K seguía dándole vueltas a su proyecto y haciendo anotaciones sobre un meticuloso mapa de España. Acudió a la biblioteca a consultar en los ordenadores, pues, aunque no lo parezca, lo que se cuenta ocurrió en tiempos recientes. Por la noche se sentó en La Amistad a poner orden  en ese cúmulo de datos en bruto. Y así, en esta labor de recolección, transcurrieron algunas semanas. Pasó el invierno y entró la primavera. Él seguía, ajeno al giro de los astros, con el chubasquero, la gorra orejera y la bufanda. Y, naturalmente, con las teteras de camomila... Pues el dolor persistía.

Esta piel de toro está salpicada de pueblos entrañables y de otros que no lo son tanto, se decía. Normal, ¿no? No iba a entrar en sociologías ni en geoestrategias. Me limitaré a las relaciones superficiales, a la forma, a las cuestiones sintácticas... Iré allí adonde los nombres me conduzcan. Iba a ser, sin duda, un trabajo agotador y largo, tanto que, pensó, cuando acabara, si acababa, podría ocurrir que todos estuviéramos muertos y la propuesta se quedara, por falta de personal, en agua de borrajas...¡lástima! Sin embargo, albergaba un rayo de esperanza y por ese débil rayo estaba dispuesto a bregar.

La idea rectora era, en otras palabras, que si el nombre de dos pueblos se complementaba de alguna manera, o tenían alguna relación evidente, era indicio de que existía una profunda base común originante. Su propuesta estaba encaminada a hermanar localidades en base a sus meros nombres, teniendo en cuenta, naturalmente, ese presupuesto teórico aún no demostrado y, quizás, indemostrable. Por lo demás, se conformaba, si no había más que rascar, con ese nominalismo.
Esta parte, digamos filosófica, la dejaría para mejores tiempos, como se ha dicho. Sería como un zahorí a la búsqueda de vetas de afecto por los pueblos y ciudades de España.

IV

Extendía el mapa sobre la mesa del bar La Amistad. Localizaba las poblaciones que se proponía hermanar, las unía con una línea decidida (o dubitativa, según el caso o el día) y contemplaba el diagrama de lejos con el fin de ver sus posibilidades de ampliación. Allí donde se cruzaran dos o más diagramas establecería un centro de coordinación de fatrías. Dependiendo del número de hermandades que se cruzaran en un punto determinado de la geografía patria, así sería la importancia del nodo: comarcal, intercomarcal o territorial, supraterritorial, interterritorial y, finalmente, establecería el Centro Vital de la red, donde residiría él y aquellos que, en su recorrido por la piel de toro, se hubieran distinguido por su clarividencia y entrega.

Realizado el diseño de forma tan concienzuda estaba claro que, tarde o temprano, tendría que llegar el día en que se pusiera manos a la obra, pues, K no era de los que se contentan con la reflexión neta. Y ese día llegó. Y así, sin más, se presentó ante Ceferino:

-- Ceferino ¿Se debe algo?

V

Entró en el seat Ibiza, puso el motor en marcha, metió primera, aceleró... y el coche se puso en marcha. Vestía chubasquero y los demás aditamentos, pero la primavera tocaba a su fin.
El día anterior había llamado al primer pueblo que tenía intención de visitar con el fin de presentar su magno proyecto de rearticular España. Había cubierto el teléfono con un bonito pañuelo de seda impregnado en perfume floral y había agudizado la voz. No quería fracasar a la primera de cambio.
Empezó por lo más evidente y simple con el fin de ir tomándole la medida a la cosa.

Cuando llegó a Ávila, por el oeste, quiso penetrarla por una de las puertas de la muralla, pero fueron tantas las dificultades que siguió por la Ronda Vieja hasta desembocar en la de Madrid y enlazar con la nacional 110.  Siguió esa antigua calzada romana y se desvió hacia la histórica, valiente y atribulada La Colilla, pues esa era la primera estación de su Vía Crucis. Campos de trigo a derecha e izquierda, de un dorado en el que aún se pintaban los recientes verdes. "Ya viene mayo por esas cañadas, espigando los trigos y granando cebadas". En efecto, empezaba mayo, y siguió: "Mayo florido, en flor el olivo y granados los trigos". Su arrobo se mecía al ritmo marítimo de las espigas. Antes de engarzar el tercer adagio se encontró en la plaza del ayuntamiento. Aparcó el seat, salió y con la decisión de un torillo novato, se acercó al nutrido grupo de lugareños que desde la puerta del bar España, lo contemplaba con aprensión. Esperaban una mujer y, tal como los efluvios y la voz habían anunciado, hermosa. Lo que veían era desmoralizador: un esquimal o algo parecido. Su arrobo flaqueó y se  trocó en arroba (esta bromita está de más).

-- Buenas tardes, señores.

El grupo, resentido, negó el saludo. Algunos escupieron y otros lanzaron los cabos de sus cigarrillos por encima del petril, manifestando así su desencanto e iracundia. El alcalde se despegó del grupo y dio unos pasos hacia la extravegante figura. Sin intercambiar palabra, lo tomó por el brazo y, cabizbajo, lo condujo al bar, donde, en semicírculo, estaban dispùestas las sillas y mesas.
Pasaron unos minutos de incertidumbre. El teórico había tomado asiento en el proscenio y encajaba con resignación las miradas lacerantes de los que él había calificado, con demasiada antelación, de "queridos contertulios".
El mesonero, con la venia del alcalde, sirvió vino y permitió fumar en el establecimiento. Ceniceros no había. El promotor pidió una tetera de güisqui caliente y una bolsita de manzanilla Hornimans. Se despojó del chubasquero, se quitó la gorra orejera y desenrroscó la bufanda de su palpitante cuello. Sacó sus papeles, el lápiz, carraspeó y pasó a describirles, a grandes rasgos, el proyecto. Y llegó el momento tan esperado:

-- (...) Pues bien, con el fin de evitar el desastre que les he descrito e intentar suturar nuestra querida piel de toro, y guiado por la convicción de la existencia de esas vetas a las que he hecho mención...les propongo un hermanamiento con la muy humanitaria ciudad de Cenicero, en La Rioja Alavesa.

La propuesta calló como una pedregada.

Siguió, inmutable, exponiendo cuál sería el lógico escudo de armas de la hermandad y hizo una relación de las ventajas mutuas que se derivarían del enlace. En esencia: vino para ellos y pan y piedra granítica de cantería para los riojanos. Tras la primera y áspera reacción se calmaron los  ánimos y empezó la guasa. K dejó que la cosa siguiera su curso natural y se pidió otra tetera. Añadió, para ahondar en el ludibrio general, que también se podría invitar a los de Guasa, oscenses ellos, de tal manera que la hermandad engrosara su haber con pastos de montaña.
A la cuarta tetera aquello se había convertido en un sin dios absoluto. El bar España retemblaba y por la ventana salía un humo espeso. En cualquier momento, se diría, se pondría en movimiento, como una locomotora, dispuesto a expandir la buena nueva por toda la geografía peninsular, pues, mientras tanto, se había incluido a Portugal en el proyecto. El suelo, como era natural, estaba cubierto de colillas. Los de Cenicero ignoraban lo que se cocía en La Colilla.

Cayó la noche y con ella los "queridos contertulios".

El primer rayo de sol recorrió el cristalino desastre y el tintineo despertó a los menos damnificados, entre los cuales K. Se arropó según la costumbre, abrió la puerta y un sol brutal proyecto su sombra sobre la pared del fondo y dejó grabada su silueta estrafalaria. Subió al coche y se largó, sin haberse aclarado sobre la aceptación o no de la propuesta, con destino a La Rioja. Sin embargo levantó acta, tal como puede verse en los papeles encontrados con posterioridad.

No me pregunten por su situación económica, ni laboral. No lo sé. Lo cierto es que partió y, desde entonces, no se le ha visto el pelo.

Al cabo de unas semanas, en plena canícula, encontraron un seat Ibiza tan semejante al del desinvertebrador que lo certificaron como suyo. Lo encontraron en el barranco de Salsipuedes, en la provincia de Córdoba, adonde, tal como indican sus notas, había ido a proponerles un hermanamiento con Ultramort, provincia de Girona. Tenía proyectado ir a Los Infiernos, con el fin de ampliar aquella escatológica linea, pero a Los Infiernos nunca llegó. Junto a las actas (*), se encontraron, también, los proyectos sin realizar (**)


      (*) ACTAS ENCONTRADAS EN EL IBIZA


Día 4 de mayo de 1997. La Colilla. Domingo.

Reunidos en el bar España de la amistosa localidad de La Colilla, provincia de Ávila, expongo, ante una veintena de lugareños y el alcalde, la propuesta de hermanamiento con Cenicero, de la Rioja alavesa. Cuesta un poco hacer comprender la finalidad última del proyecto, pero, finalmente, es aceptada por aclamación. Si lo que resta, que no es poco, es como esta experiencia, el éxito está asegurado. Se ha decidio por unanimidad incuir a Portugal en este ingente esfuerzo de unidad.


Día 7 de mayo de 1997. Cenicero. Miércoles.

Como hacía bueno,y éramos tres, nos hemos reunido en la plaza de España, delante mismo de la Iglesia del lugar. Público receptivo y de rápida inteligencia. Lo del hermanamiento les ha parecido bien, pero, dicen, que la necesidad es de los de La Colilla, que ellos ya están servidos. Los tres, entre los cuales no había representación institucional, se encargarán de hacer llegar la idea a todo el vecindario. Que ya me dirán algo.


Día 11 de mayo de 1997. Puercas. Domingo.

Puercas, Zamora. Llueve. Reunidos en la puerta de Iglesia le explicado al asistente de qué iba la cosa. Ha asentido como se asiente a la lluvia. Se queja de que los pueblos de los alrededores les hacen el vacío. Razón de más, le he contestado, para implementar este magno proyecto. Sí, sí, pero... no sé, me ha respondido. Le he dicho que inmediatamente me dirigía a Guarros, en la lejana Almería, con el fin de ir atando cabos. Además le he hablado de las hermosas playas de Adra.


Día 13 de mayo de 1997. Guarros. Martes.

Seguramente no han recibido mi mensaje. Sólo he visto un  Renault 4 aparcado a la puerta de una casa, cerrada, por lo demás, a cal y canto. Nadie. Eso, creo, representa un 30 % de la población del lugar. Como hace una noche estupenda me quedo a dormir en el seat. Por la mañana me he dado una vuelta por las dos calles: la de la Piscina y la del Gurugú. El cuatro latas seguía en su sitio. ¡Me cago en la hostia! ¡Me cago en Guarros y en Puercas!
Sólo me queda, para salvar esta hermandad, visitar Guarromán.


Día 15 de mayo de 1997. Guarromán. Jueves.

A las 12 en punto del medio día estaba en la plaza del pueblo, frente a la Iglesia, que, por cierto, ¡vaya plaza que tiene Guarromán! ¿¡Y la Iglesia!?
Nadie. Están todos en la Romería de San Isidro. Por pura casualidad he encontrado un bar abierto. He pedido una manzanilla y me ha puesto una de Sanlúcar. Por no tenerla... me la he pimplado. Le he explicado al camarero lo de hermanarse con Guarros y Puercas y, sin esperar más explicaciones, ha descolgado el garrote y he tenido que salir por piernas.


Día 18 de mayo de 1997. Salsipuedes. Domingo.

Salsipuedes, Córdoba. No hay pueblo... ¡¡Me cago en dios!!





Hasta aquí las actas encontradas. A continuación se presentan los proyectos sin realizar por completo, o en absoluto.


ANEXO II

(**) HERMANDADES PROYECTADAS CON OBJECIONES Y RESPUESTAS.

1.     
Proponer un hermanamiento entre Villapene, Berga y Pepino, trazando así una línea fraternal entre Lugo, Barcelona y Toledo. Si Pepino creyera que su asociación con la confederación priápica resulta demasiado metafórica, le propondría un hermanamiento con Cebolla. Claro que no es lo mismo, pues Cebolla se encuentra en la misma provincia, con lo que la finalidad principal se diluiría. Podría unirse Ajo y así irradiar fraternidad hasta la cornisa cantábrica. El barrio de Rábano, en Zamora, está en cartera, así como Calabazas, de la fértil, en toponimia Ávila. Melón, Sandías y Coles podrían, sin ninguna duda, dar variedad, dentro de lo que es, a la cosa.
La deserción de Pepino, como digo, no sería importante ya que sobran aspirantes a conformar la federación priápica, por así decir: La Ampolla, Valdezorros, Villaconejos, El Pito, Bustefullada, Tías, La Polla, Entrepenes, Espolla, Navaconejo… todas estas villas aspiran, creo, a estructurarse como federación. Propondré a Villaviciosa como sede rectora. La lucense Picha no se conformará fácilmente con un papel secundario.
Sin embargo, esta hermandad peca de indefinición o excesiva complejidad… y habría que replanteársela. Quizás diera para dos o tres fratrías.

2
Establecer las bases para una alianza amigable entre Obeso, Elciego, El Gordo y Sordillos, de tal manera que de sus deficiencias individuales pudiera surgir una completud mancomunada. Podría planteárseles el tema a los del Mas de los mudos y a los de Polliza de los cojos, con lo que habríamos unido a La Rioja, Cáceres, Burgos, Valencia y Salamanca. Consultaré a los de la Polliza no vaya a ser que quieran pertenecer a la macro- federación  priápica.


3
Propondré una fratría entre los ayuntamientos de Espera, Entrena, Recuerda, Escucha, Acusa y Contamina. ¡Es más los conminaré!

4
Ultramort, en Girona, pide a gritos una hermandad con El Limbo, Purgatorio y los Infiernos… ¡la riqueza escatológica de Murcia asombra! Salsipuedes no pude faltar. La calidad metafísica del conjunto podría aumentar si consiguiéramos la adhesión de Nonduermas y Novallas.

5
Adiós  y Cariño con Buenas Noches y con Dios le Guarde. La piel de toro se vería surcada por una potentísima veta de buena educación, que falta hace, que uniría Málaga con Navarra.

6
Ojos Negros está llamada a unirse con Ojos Albos. Preveo un conflicto con Ojós. Habrá que explicarle que una cosa es una cosa y otra cosa es otra.

7
María, Cristina, Teresa y Dolores deberían estar interesadas en formar una hermandad, coordinada desde Las Delgadas. Aquí nos ha surgido una duda y una exigencia. La duda: Dolores, de Alicante, podría estar interesada en estrechar lazos con Peligro, de Granada y, sobre todo, con Los Remedios, de la vecina Murcia, rica, como hemos señalado, en toponimia. Y la exigencia… ¿Qué haríamos con Matagorda? Lo ideal sería, para evitar odios, incluirla en el grupo, pero me han llegado noticias de que Las Delgadas se oponen de todas todas: una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, dicen.

8
Inspirada en esta última asociación me ha surgido un esbozo de fraternidad entre localidades vagamente relacionadas: Seno, Moscardón, Rodillazo, La Ramera, Puras, La Desaparecida, La Degollada, La Aparecida, Buena Madre, Buenas Bodas, Perderrubias, Consuegra… y algunas otras. La cosa está bastante verde. He de meditarlo mejor. Además está la presencia incordiante de Consuegra.

9
Los de Mula, Toro, Cuervo, Jabalí (el viejo y el nuevo), Chiva, Estorninos, Churra, Pollos y Lagartos y otros, como Jaca, se han manifestado a favor de una cofradía animalista (lo sé porque los de La Colilla fueron con la buena nueva a Jabalí Viejo y así lo manifestaron). Proponen que sean los de Soo, desde las Canarias, los que dirijan la asociación. El inconveniente más significativo es su excesivo universo de discurso y la exigencia irrenunciable de no dejar a filiarse a los de Consuegra. Dicen que a Garrapatas no la quieren ni en pintura. Tampoco desean la presencia de Cabra de Santo Cristo: Se declaran ateos.

10
Galápagos, en Guadalajara, es un caso a estudiar. Se rumorea que en la Campiña nunca ha habido tortugas de ese tipo y se teme que sea una artimaña para conseguir un lugar en esta cofradía tan animada. Cerdillo, en Zamora, ya ha dicho que no quiere la amistad de Guarros, Puercas y Guarromán, y que exige fraternidad con Coimbra… ¡por pura poesía!, dice.

11
Esta otra uniría fragmentos: Cabeza de Caballo, Caravaca, Cabezavaca, Cabeza de Buey. Uña, pedirá, sin duda, que se le incluya. Cabezas de Alambre exigirá, por su parte, pertenecer al grupo y será difícil convencerlo de que nos es igual una cosa que otra.

12
Llamé a Hija de Dios, en Ávila, con el fin de concertar una asamblea popular, pero ninguno de sus 75 habitantes estaba disponible. Quería plantearles una asociación un tanto extravagante, es cierto, con Meadero de la Reina y así podrían veranear en Cádiz. Los de Cabra de Santo Cristo podrían estar interesados. Aquí no es el ateísmo el inconveniente, sino la dejadez.

13
¿Qué hacemos con Solosancho? ¿Y con Casasola? Sería una paradoja normatizada incluirlos en una hermandad común.

14
El caso de Consuegra es lacerante.

15
El de Feas, irresoluble.

16
Con Venta de Pantalones no he sabido qué hacer. La verdad es que da tanta pena dejarlos solos que me lo quedo para mí. Será la capital, incomunicada, de estos hermosos Reinos de Taifa que acabo de diseñar


Después, anotó, vendrían las Fuentes…Fuentespada, Fuente del algarrobo. Los Ríos…Riopar, . Las Villas…Villanueva del Arzobispo, Vilanova i la geltrú. Los Campos…Campo de Criptana…Campofrío…


EPÍLOGO

El resultado final sería un mapa cruzado por una red de líneas indicadoras de vectores de afecto tan espesa que convertiría el mapa peninsular en un borrón… ¡y cuenta nueva!

K., consciente del despropósito, habría abandonado el proyecto precisamente en el, casi inaccesible, barranco de Salsipuedes, atormentado por la imposibilidad, el sol y los bichardos.

Y este es el mapa que se encontró entre las actas y los inútiles proyectos.


     











Cuando todo se daba ya por perdido y la Guardia Civil estaba a punto de finiquitar el caso, una mañana desapacible de noviembre encontraron a un individuo que no supo dar razón de sí mismo, enraizado en el paso de cebra que une el centro de salud de Nonduermas, en la afueras de Murcia, con el estanco de la localidad. Trasladado, con esfuerzo, al centro sanitario fue sometido, durante días, a observación. Sacaron en claro que padecía amnesia total y un insomnio irreversible.






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